En vertical
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LA MANO SE EXTIENDE
La mano se extiende,
pero a mitad de camino
la detiene una imagen.
Y se marcha entonces con ella,no para poseerla
sino tan sólo para entrar en su juego.
La mano ha comenzado a enamorarse en el camino
y así la posesión y el don se le escapan.
La mano ha cambiado su destino
por un vuelo que no es el vuelo del pájaro,
sino un abandono a las mareas que no tienen costa
o a los desequilibrios de una sabiduría diferente.
La mano ha renunciado a su objeto
y ha adquirido el valor de su distracción.
La mano ha renunciado a salvarse.
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Bienvenido el grito vertical de la poética heréticaHay quienes han visto algo entre mis manos.
pero yo no he visto nada.
Una mirada se rompe
contra el cristal de la ventana
por la que pasa todo mirar.
Otra mirada
rompe el cristal de la ventana.
Y otra
convierte un poco de su espacio
en cristal.
Pero
hay todavía otra mirada
que vuelve
inexistente el cristal de la ventana.
Y yo que no he visto nada entre mis
manos
he visto lo mío
entre otras manos que no existen.en Poesía vertical III
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El poema respira por sus manos,
que no toman las cosas: las respiran
como pulmones de palabras,
como carne verbal ronca de mundo.
Debajo de esas manos
todo adquiere la forma
de un nudoso dios vivo,
de un encuentro de dioses ya maduros.
Las manos del poema
reconquistan la antigua reciedumbre
de tocar a las cosas con las cosas.en Poesía Vertical IV
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